martes, 19 de noviembre de 2013

Frutales, una alternativa posible.

Para la agricultura familiar
Frutales, una alternativa posible
·       En María Luisa la familia Cavallo se inició con duraznos y agregó manzanas e higos. En pocas hectáreas logran una producción que se potencia con la venta directa al público. Junto a otros 11 emprendedores integran un grupo de Cambio Rural que también incluye cítricos y nogales.


Juan Manuel Fernández
jmfernandez@ellitoral.com
Hugo Cavallo y Silvia Franco encontraron en la producción de duraznos y manzanas un excelente complemento para la economía familiar. Con apenas un cuarto de hectárea, que implantaron hace 10 años y comenzó a dar frutos hace 8, consiguieron resultados con más valor humano que material. Él dejó de ser chofer en un camión de cereales, actividad que lo obligaba a ausentarse por largos períodos de su casa y vivir incómodamente. Y ella, de a poquito, está cumpliéndole a su madre el sueño de la casa propia.
El trabajo en la “Finca Doña Lucía”, ubicada en María Luisa (Las Colonias), se reparte entre los miembros de la casa, que también comprende a Lorena y Florencia, hija y nieta -respectivamente- del matrimonio. Sólo cuentan con un empleado y, ocasionalmente, contratan algún ayudante en época de cosecha, ya que las 300 plantas entregan hasta 9.000 kilos de fruta en apenas dos meses, entre octubre y diciembre. La venta también la realizan ellos mismos, recorriendo los pueblos de la región con la camioneta y ofreciendo su producto puerta a puerta.
Entusiasmados con los resultados del durazno, decidieron ampliar el esquema e incorporaron higos y manzanas. Y desde julio del año pasado forman parte del grupo de Cambio Rural “Frutales del Litoral”, que coordina la ingeniera Camila Cuello, lo que les permite tomar contacto con otros productores e intercambiar información y experiencias.

Nuevas variedades
El desembarco en la región de especies frutales como duraznos y manzanas, tradicionalmente producidas en el sur del país, se produjo mediante un programa de difusión que desarrolló la Facultad de Agronomía de Esperanza tras la aparición de variedades de bajo requerimiento de frío. “Acá cubrimos un requerimiento de 300/400 horas de frío y estamos trabajando con variedades en ese rango, cuando en el sur necesitan arriba de 600 horas”, explicó la asesora respecto de los durazneros. Con aquellos que aceptaron el convite más tarde se formó el grupo que hoy asiste el INTA.
“Los duraznos está probado que para uno que anda con lo justo son rentables”, aseguró Hugo a Campolitoral. Y si bien es negocio, se trata de una “segunda entrada” para la familia, ya que su mujer y su hija tienen trabajo afuera. Cuando sumaron manzanas primero e higos después -sobre 2 hectáreas y media de un campo heredado por Silvia que arriendan para agricultura- Hugo debió dejar el camión de cereales para dedicarse full time, aunque hoy también suma un ingreso extra como relevo de un camión lechero fin de semana por medio.
Para comercializarlos toman como referencia los precios del mercado en Santa Fe, cargan hasta 25 cajones en la caja de la camioneta y salen a vender la cosecha en los pueblos de la región, donde al principio desconfiaban y ahora ya le sacan la fruta de las manos. “Ya conocemos la gente y la gente nos conoce a nosotros, nos han aceptado muy bien; además, es la fruta más aceptable de todas, llega diciembre y todavía siguen pidiendo”, explicó Silvia. Como nada se pierde, es ella quien transforma en dulce lo no alcanza calidad para vender en fresco. Todo se vende directo al consumidor en Santo Domingo, Progreso, Providencia, Emilia, o bien en su casa a gente que llega desde La Pelada o Llambi Campbell, entre otras localidades.














Riesgos mayores. Las heladas tardías se combaten con fogatas (Hugo muestra las cenizas de una), pero los loros no tienen solución en la chacra y dependen exclusivamente del control de la plaga a nivel regional.
El manejo
El planteo está armado sobre cuatro variedades de durazneros para escalonar la cosecha: “Early Grande”, “Flord King”, “San Pedro” y “Tropic Snow”. Y a las manzanas destinaron una hectárea con 700 ejemplares de tres variedades de manzanos de origen brasileño, también con bajo requerimiento de frío. En ambos casos -y también con los higos- se proveen de plantas tanto en San Pedro como en el Campo Experimental de Cultivos Intensivos de la Facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza (CECIF).
En todos los casos, el riego artificial es un detalle imprescindible. Por esa vía, además, se los provee de fertilizantes. “Al principio lo hicimos por goteo, pero las cintas se tapaban y había que cambiarlas todos los años; era muy trabajoso y pasamos a un sistema a chorrillo”, explicó Hugo. Se riega durante 4 horas al día, a razón de 10 milímetros por hora, aunque en época de producción cada planta requiere unos 10 litros diarios. El fertirriego se hace a base de nitrógeno.
Los durazneros tienen una vida útil de 25 años aproximadamente y no requieren un trabajo intensivo pero sí constante. “Los primeros tres años se realizan podas de formación del esqueleto y al 4º año se comienzan con las de producción, que son dos al año: una en invierno y otra en verano”, detalló la ingeniera.
En época invernal se busca mejorar la entrada de luz para vigorizar las plantas, mientras en temporada estival el objetivo es el contrario: desvigorizar para que las ramas no ganen altura y compliquen luego la cosecha, además de evitar “dejarsela servida a los loros”. Al realizar estos cortes tienen que evitar desprotejer de la insolación a las ramas centrales, que de lo contrario sufren un “quemado” y quedan improductivas. El último “repaso” se hace luego de la floración, cuando los árboles empiezan a cargarse, con un “despoje” de fruta. Con esto se busca evitar la sobre carga de fruta pequeña y se desarrolle fruta de buen calibre. El rinde ronda los 20 kilos por planta al final de la cosecha, que comienza en octubre y finaliza los primeros días de diciembre.
A los manzanos, en cambio, se les da forma mediante el sistema de “espalderas”, que mejora la entrada de luz y favorece la carga de fruta; y sólo se les hace una poda anual para “definir los cargadores”, indicó Camila Cuello. La fruta que consiguen “es de buen calibre y dulce”, pero sale al mercado sin el tratamiento de poscosecha que le dan a las del sur (maduración en cámara y encerado) y por ser “menos pintonas” no son tan fáciles de vender.
Sacrificio que vale
Son dos las principales amenazas que hoy tiene la fruta: las heladas tardías y los loros. Para contrarrestar las primeras apelan a un método tan artesanal como sacrificado: ante la inminencia del fenómeno encienden unas 50 fogatas entre los 300 árboles y alternan las “guardias” para mantenerlas prendidas entre las 12 de la noche y las 7 de la mañana. “Tenemos que usar madera dura, de algarrobo por lo menos, para que dure toda la noche; debemos gastar unos mil kilos cada vez que las prendemos”, relató Hugo. El mayor riesgo es a fines de agosto y septiembre, cuando la fruta está pronta a la cosecha.
A lo que todavía no le encuentran las vuelta es a las cotorras, que abundan en la zona y llegan a la plantación ni bien los duraznos empiezan a madurar. “Son muy inteligentes y no se dejan ver”, explica el propietario, mientras un ayudante recorre el lote agazapado, aire comprimido en mano en busca de un disparo certero. En ese sentido se quejó de la falta de control: “antes para poder vender hacienda había que mostrar un certificado de que el campo estaba libre de loros, ahora eso no existe más y la plaga es incontrolable”.
En materia sanitaria no tienen mayores inconvenientes y cuentan con una ventaja sobre las producciones del sur argentino al no tener ataques de mosca de los frutos ni pulgones. Sólo aparecen casos esporádicos de muerte súbita, “propio de la especie”, indicó Cuello, que por el momento sólo los obligó a reponer 5 plantas, acción que se realiza “inmediatamente”. Por otra parte, según la característica climática de la temporada, se hacen controles preventivos anti hongos con productos a base de cobre y azufrados. “Se realizan 2 o 3 aplicaciones sobre la hoja en invierno”, precisó la asesora. Si bien el proyecto de Cambio Rural busca que las producciones sean lo más orgánicas posibles, hay tratamientos que no se pueden evitar. “Acá tenemos una humedad elevada y se corre riesgo de podredumbre por el alto contenido de agua que tiene la fruta”, explicó, si bien los últimos años han sido secos y no se registraron problemas de este tipo.
La asesora insistió en que esta producción se plantea como actividad secundaria, aunque los logros no son menores. Bajarse del camión cerealero o actualizar la chata modelo 73 no fue poca cosa para la familia. Pero sin dudas lo más valioso es lo que Silvia definió como “el sueño de la casa propia para mi mamá”. De apoco y con esfuerzo lo están logrando “todo con el dinero de la fruta”, agregó Hugo con gran humildad.

Espaldera. Las manzanas se asisten con una guía de alambre para darle forma y mejorar la entrada de luz.
Daños en Mendoza podrían impulsar la fruta local
·       Las cuantiosas pérdidas ocasionadas en las frutas de carozo mendocinas, a causa de intensas heladas, podrían ser una gran oportunidad para las producidas en la región central santafesina.
En Mendoza, unas 39.400 hectáreas de cultivos de carozos (durazno, ciruela, cereza y damasco) sufrieron graves daños en septiembre, con pérdidas por $1.345 millones según la Fundación Ieral. El relevamiento indica que, en el caso de los duraznos (frescos y para industria) se perdió el 85% de los cultivos, misma cifra para la ciruela en fresco, un 35% de la ciruela para industria, un 75% de las cerezas y un 90% de damasco.
Qué hay en la región

·       El grupo de Cambio Rural “Frutales del Litoral” está compuesto por 12 productores, distribuidos en Sauce Viejo, Santo Tomé, Franck, Esperanza, Pujato Norte, Rafaela, Colonia Pujol, Monte Vera, Recreo, Arroyo Aguiar y María Luisa.
Discriminados por tipo de producción, el conjunto trabaja con 7.000 plantas de durazneros en 14 hectáreas; 4.300 higueras en 7 hectáreas; 2.000 de cítricos distribuidos en 4 hectáreas; 900 manzanos en 2 hectáreas; y una hectárea con 100 nogales.
En la producción de duraznos -la más extendida- se utilizan variedades “Flord Astar” (22kg por planta), “Flord King” (34kg), “Early Grande” (11kg), “San Pedro” (25kg), “Tropic Snow” (18kg) y “Hermosillo” (11kg). La producción promedio con plantas adultas, según consignó la coordinadora del grupo Camila Cuello.
Los higos, segundos en importancia, se hacen con tres variedades: Higo Turco, Guannta y Gota de Miel, que hasta el momento han rendido -plantas de 4 años- 10kg por planta o 6.300kg/ha.

En Manzanas se usan tres variedades: “Princesa”, que logra 7 kilos por planta o 3.500kg/ha; y “Caricia” y “Eva”, dos que dan 4kg/planta o 2.000kg/ha.

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